domingo, 14 de enero de 2018

EL VIEJO CASERÓN

Daniela recorrió con la mirada la estancia oscura con ojo crítico ¡Le iban a hacer falta unos cuantos arregillos! Miró de soslayo la chimenea con unos leños que habían acabado de arder hacía mucho tiempo. Pasó un dedo por encima de la mesa de la cocina ¡Vaya! Había dejado un surco allí por donde había pasado el dedo. Aún no sabía por qué su abuela le había dejado aquel viejo caserón antes de morir.

Un momento, ¿eso era una puerta cerrándose? Aunque resultara increíble, a Daniela le parecía que la casa le estaba transmitiendo algo. Un mensaje. Un mensaje como "Tienes que cuidarme, es tu obligación" Aquellas palabras resonaron en su cabeza como si fueran voces en una cueva ¡Qué cosa más rara!

Días después, Daniela había acabado de desempaquetar su mobiliario y había limpiado a fondo la casa, solo por si acaso. Lo cierto es que notaba que la casa estaba contenta, como si le gustara que hubiera alguien nuevo cuidándola y limpiándola. Aunque, Daniela siguió oyendo voces que le decían cosas como "Limpia un poco más detrás de la mesa del salón", "¡No eches tanta harina a la masa!, "Me gusta que me rasquen las tablas de madera"... Cosas así.

Un día, Daniela comenzó a sospechar. Había vuelto del trabajo, con un jamón que le había regalado su compañera. Había regresado a la vieja casa sin darse cuenta de que varios perros callejeros la habían seguido con mirada hambrienta. Justo cuando había abierto la puerta de su casa, había entrado y se disponía a cerrar la puerta, todos los perros saltaron a la vez. Bajo la mirada de una Daniela petrificada, la puerta se cerró de golpe, sola.

Durante unos segundos, Daniela siguió quieta, muy quieta, con la mirada fija en la puerta. "¿Es posible que...?", pensaba con los ojos muy abiertos. "...se haya cerrado la puerta sola?" respondió una voz, dentro de la cabeza de Daniela. "¿¡Qué!?", chilló asustada. Pero nadie respondió. "¿Alguien me oye?", pensó mentalmente. Esta vez sí que contestó alguien. Alguien muy enfadado. "¡Pues claro que sí! Llevo días intentando hablar contigo, pero no me contestabas!"

Un rato después -después de que Daniela se hubo tranquilizado- la "extraña voz" y ella estaban charlando alegremente. Al parecer, lo que había estado oyendo desde que llegó no era más que la voz de su propia casa.

La voz de la casa era de lo más útil, sobre todo cuando se trataba de consejos para cocinar, limpiar, ordenar...al fin y al cabo, era una casa. La familia de Daniela había vivido desde hacía generaciones en aquella vieja casa. La ayudaba a veces abriendo o cerrando los grifos, encendiendo el horno, abriendo puertas...

Algún tiempo después, Daniela recibió una carta diciéndole que había recibido un ascenso, y que la trasladaban a otra ciudad. Sin duda, tendría que abandonar su querida casa. ¿Qué elegir? ¡Llevaba años esperando ese ascenso, pero no quería dejar la casa de la que se había hecho tan amiga! ¡Qué dilema!

Le contó su problema a la casa, que la escuchó atentamente. "Deberías irte a tu nueva ciudad", le dijo, no sin tristeza "yo estaré bien siempre y cuando me visites algunas veces." "¿Estás segura?", preguntó. "Sí", le contestó. Daniela asintió lentamente y empezó a hacer las maletas. Le prometió a la casa ir siempre a visitarla en vacaciones. Por lo que yo sé, Daniela sigue yendo a su viejo caserón siempre que puede.

FIN


domingo, 30 de julio de 2017

LA GRAN GUERRA DEL AÑO 3087.

En la Tierra del año 3087, un inventor de Japón creó un robot llamado multipersonas. Su creador, Kogoyo Murasaki, lo había inventado con la esperanza de que ayudase a la humanidad.

Se trataba de un robot con forma humana. Según ibas describiendo a la persona deseada, la máquina, gracias al avance de la genética, se iba ajustandose a las peticiones de la persona. Podías pedirle que fuese una limpiadora o un cocinero. Podías pedirle que que te hiciera  la colada o que te sacara de paseo al perro. La gente utilizaba estos robots para su propio beneficio y no tardaron en aprovecharse de el.

Empezaron a utilizarlos para robar, empezar peleas, provocar a las personas a las que odiaban... Pronto por las calles empezaron a verse peleas, broncas e incluso asesinatos. Kogoyo Murasaki, viendo que la cosa había ido demasiado lejos,huyó quien sabe adonde. Los robots, de pronto, adquirieron una inteligencia que les permitió diferenciar las cosas que estaban mal de las que estaban bien, así que se dieron cuenta de lo que estaba pasando. Estaban siendo manipulados por los antojos de los habitantes estúpidos de ese planeta.

No tardaron en planear venganza . Empezaron a desarrollar personalidad propia e iniciaron una batalla contra los hombres hostiles. Después de una larga y sangrienta guerra (duró tres años) ganaron los hombres. Sólo quedaron veinte de los millones que eran. ¿Qué como vencieron a los robots? Pues muy fácil, pulsando el  botón de apagado que tenían a la espalda. Tradaron tres años porque los multipersonas se transformaban en los seres más queridos, vivos o muertos, de los hombres y las mujers, lo cual, hizo que esa guerra fuese la más difícil de todas.

FIN

jueves, 15 de junio de 2017

ANTES DE NADA...

Me disculpo por haber dejado tan descuidado el blog durante estos últimos meses. Perdón por las molestias.

miércoles, 5 de abril de 2017

ESPECIAL PASCUA: EL SECRETO DE LOS HUEVOS DEL CONEJITO.

En las oscuras galerías de una gran madriguera, Papá conejo le decía a su hijo:
- Y para decorar las cajas debes coger el pincel así, ¿lo ves? Y ahora, debes dar una pincelada suave...
El conejito de Pascua. Era el título que le esperaba a él, pensaba Hoppie. Lo cierto, era que le entusiasmaba la idea, pero...había algo que no le gustaba. Su padre siempre le había explicado todo lo que debía de saber:
- Paso 1, escoger la caja apropiada para el regalito.
- Paso 2, meter el regalo dentro de la caja.
- Paso 3, pintar la caja con pintura.
- Paso 4, esperar a que llegara la Pascua para esconder las cajas para que los niños pudieran encontrarlas.

Y así habían pasado los años. Hoppie asumió el cargo de su padre cuando este falleció. Ahora era él quien dirigía la enorme empresa de su padre. Pero, todavía había algo que le desagradaba. Hoppie no sabía de lo que se trataba, aún. Pero algo le decía que lo descubriría pronto, y ese descubrimiento iba a cambiar la empresa, decía a todo el mundo. 

Hoppie, a menudo para escapar de trabajar un rato, se escabullía a las verdes praderas que estaban justo encima de la gran madriguera-empresa.  Allí era donde se le ocurrían todas sus ideas, básicamente. Se tumbaba en una piedra, al sol, a descansar. Hasta que un pajarillo le indicaba que iba siendo hora de que volviera a trabajar.

Dos días después, cuando su madre le estaba friendo unos huevos, a Hoppie se le ocurrió una fantástica idea. Al ver los huevos, Hoppie pensó en las aburridas y monótonas cajas de madera. Pero los huevos... ¿a quién no le gusta la forma de un huevo? Es redonda, un poco ovalada...¡Era perfecto! ¡Esa era la gran idea que revolucionaría la empresa familiar! Cuando terminó de comer, se dirigió a sus obreros y obreras, y les comunicó que a partir de ese momento, no harían cajas, sino que harían huevos ¡Huevos de chocolate!.

Y así pasaron los meses, hasta que llegó la Pascua. Todos estaban muy nerviosos porque no sabían como iban a reaccionar los niños cuando encontraran los huevos. Como en las cajas, también habían metido regalitos en los huevos de chocolate. Vieron por las pantallas de la sala de Ordenadores como los Repartidores volaban por encima de la empresa para ir rumbo hacia todo el mundo.

Hoppie estaba ansioso. Faltaban pocas horas para que los niños salieran a buscar los huevos. Cuando llegó  la hora, el primero que lo encontró fue un niño alemán. Primero lo miró confuso. Luego se aventuró a desenvolverlo y pegarle un buen mordisco. Cuando encontró el regalito, se puso a dar saltos de alegría. Y así el resto del mundo.

Y así, siguió la gran empresa de Hoppie durante generaciones y más generaciones hasta llegar a la actualidad.

         FIN

lunes, 27 de marzo de 2017

EL TRUENO QUE NUNCA LLEGÓ.

Supongo que habréis visto alguna película en la que cuando el malo se ríe, se oye un trueno. Bueno, pues hoy os contaré la historia del mago Nefarius.🌌

En las oscuras y frías torres del castillo Negtil, el mago Nefarius caminaba de un lado a otro con impaciencia. Su búho, al verlo tan inquieto, decidió que sería mejor ir a a cazar alguna presa con la que poder entretenerse un poco. Al ver salir volando a su búho, Nefarius suspiró. 

El mago, básicamente estaba harto de esperar un trueno con el que poder reírse a gusto. El caso es que, hacían veinte años desde que no había ninguna tormenta en un páramo tan seco como aquel. Lo había intentado con hechizos, ritos, encantamientos, canciones para la lluvia...Pero todo había sido en vano.

Los demás magos se reían de el (porque en sus territorios llovía siempre mucho). Incluso los gatos y los niños se reían de el. Así que Nefarius tomó una decisión. Un día cogió una maleta y metió en ella todo lo que pudo. Metió a su búho en una jaulita dorada y el pajarraco no paraba quieto en ella.

Como Nefarius estaba cansado de tanta burla, había decidido convertirse en un mago bueno que se puede reir cuando quiera. Transformó a su búho negro en un búho real blanco. Actualmente vive en el País de los Buenos Magos.


 
FIN

lunes, 6 de febrero de 2017

EL PUEBLO DE LOS SUEÑOS.

Supongo que no habréis oído hablar de los Fécsa. Sé que suena algo así tipo, yo que sé, una tribu maya o algo parecido, pero no. Los Fécsa son los encargados de cerraros los ojos por la noche. Esperan a que os adormiléis para luego echar sobre las pestañas su polvo del Sueño, un polvo que permite que durmáis como bebés toda la noche. 👶. Los Fécsa tienen una forma física parecida a las hadas, salvo porque tienen incorporadas un par de largas antenas que asoman de sus diminutas cabezas.

Los Fécsa recogían el polvo del Sueño los días más perezosos. Esos días en el que los que te gustaría estar toooodo el día tirado en el sofá. Los Fécsa escogen esos días porque si algún humano los ve recogiendo polvo del Sueño, pensaría de que se trata de un sueño, porque cuando estamos cansados, vemos cosas extrañas. Acto seguido, los Fécsa deben de echar polvo del Olvido sobre las cabezas del humano que los ha visto.

El pueblo de los Sueños obtenía el polvo del Sueño de una gran fuente de oro macizo, y solo se podían recoger, como ya hemos dicho antes, los días más perezosos, pues el polvo salía con mayor rapidez debido al cansancio del ambiente. El pequeño pueblo vivía en una enorme roca, cerca de una laguna. 

El pequeño pueblo actúa, naturalmente, de noche. Entraban traspasando las paredes como fantasmas . Cuando ya se encuentran dentro del dormitorio, echan sobre las pestañas del niño o niña, padre o madre al que desean dormir. Al cabo de un instante, los Fécsa se van para regresar a la noche siguiente.

De día, se dedican a recoger néctar de flores y perlas de rocío, esos eran los alimentos del pequeño pueblo. Espero que esta pequeña información os haya sido de ayuda. Una última cosa, los Fécsa sólo entran cuando estáis dormidos...

 FIN

    

domingo, 15 de enero de 2017

EL TEMPLO DE ORO.

¡Plic!¡Plic! La lluvia repiqueteaba en los cristales de la casa de Ann. Llevaba lloviendo así en la pequeña ciudad de Todosoleado desde hacía años. Ann ya llevaba tiempo deseando que hiciera sol de una vez, ver el arco iris una vez dejara de llover sobre su gris ciudad. La lluvia estropeaba cultivos y cosechas, y no podían comer en condiciones. También ahogaba los árboles frutales y ahora las frutas estaban pochas y feas. 

Un día lluvioso (como de costumbre) Ann, que leía mucho, encontró un viejo libro polvoriento en el desván. Se titulaba: DIOSES Y SUS PORTALES. Ann se fue directamente a su habitación, asombrada por ese título tan inusual. Cuando lo abrió, vio que no tenía índice, tampoco tenía nada escrito. Era simplemente un libro en blanco. Ann había leído demasiadas historias de fantasía como para no saber lo que tenía que hacer, así que dijo en voz alta y clara:
- Libro, te ordeno que me des información sobre al dios del sol, Helios.
Como por arte de magia, apareció en las hojas vacías información sobre el dios que había dicho Ann, además de unas extrañas palabras al final del libro: DOMUS AUREA.

Ann supuso que esas serían las palabras que debía pronunciar para abrir el portal que la llevaría al reino de Helios. Le quería pedir que, si pudiera, hiciera brillar el sol de nuevo en Todosoleado. Pero Ann sabía que no podía ir sola, así que reunió a varios amigos y amigas. Sus nombres eran: Lukas, Luna, Marc y Katie. Cuando los reunió a todos les explicó su plan. Todos estuvieron de acuerdo, y esperaron impacientemente a que Ann pronunciase las palabras mágicas. Cuando Ann dijo:
- ¡Domus Aurea!, se apareció un portal con destellos dorados. Luna, la más valiente, entró la primera. Después fueron Marc, Katie, Lukas y por último, Ann.

Se encontraron en un gran jardín. Un sol dorado brillaba en el cielo. Los niños lo miraban alucinados. ¡Qué calorcito más agradable!. Delante de ellos, había un gran templo griego de oro macizo. Los niños entraron. Cuanto más se adentraban en el, más subía la temperatura. Cuando llegaron al corazón del templo, se encontraron a un anciano de larga barba blanca, mirada benévola y edad indefinida. Cuando los vio entrar, se asombró. Después de indicarles que podían pasar, les preguntó:
- ¿Qué os ha traído hasta aquí?
Ann dio un paso adelante:
- Oh, poderoso señor del sol, le querríamos pedir si quisiera hacer brillar el sol sobre la pequeña ciudad de Todosoleado.
Helios se mesó las barbas, cavilando, en silencio, hasta que dijo:
- Está bien os concederé ese deseo. Creo que ya podéis iros a casa.

Cuando los niños regresaron, se encontraron con que la habitación de Ann estaba particularmente iluminada. Salieron corriendo a la calle y se toparon con toda la ciudad mirando asombrada el cielo. Había un gran arco iris y un sol brillante en el cielo azul.

FIN